(Pendergast 3.)
2002. Thriller, secuela. P: 7/10.
Autor: Douglas Preston y Lincoln Child.
Sinopsis: Durante los trabajos de excavación para construir
un nuevo bloque de apartamentos en Manhattan, los obreros hacen un
descubrimiento espeluznante: los restos de treinta y seis personas torturadas y
mutiladas, víctimas de un asesino que aterrorizó a la ciudad de Nueva York a
finales del siglo XIX.
El agente especial Pendergast del FBI convence a Nora Kelly,
arqueóloga del Museo de Historia Natural, de que le ayude a resolver el
misterio de aquellas muertes. Pero lo que era solo una inquietante investigación
histórica se convierte en la caza desesperada de un cruel asesino, cuando sobre
la ciudad se abate una oleada de asesinatos casi idénticos a los de un siglo
atrás. Como más de cien años antes, Manhattan vuelve a ser víctima del pánico.
Comentarios: Nueve son las entregas que hasta el momento ha
publicado Plaza&Janés en castellano de las correrías del extraño agente
Pendergast. Me enganche con la tercera entrega, esta de la que hablamos, cuya
crítica ya la publique en este mismo blog en el pasado mes de mayo: Los
asesinatos en Manhattan. La vuelvo a editar para que podáis seguir el orden
cronológico de la serie de libros que se inicia con, The
Relic, 1995; le seguirán El
relicario, 1997 y el cuarto volumen historia
totalmente independiente, con el titulo de Naturaleza
muerta, 2003. Me quedarían, completando la serie:
La mano del diablo, 2004; La danza de la muerte, 2005; El libro de los muertos,
2006; El circulo oscuro, 2007; La danza del cementerio, 2009; Pantano de
sangre, 2010.
Sorprende el detective y su poderes de observación y
mentales, se rodea de un largo grupo de colaboradores a cual más curioso; su
chofer Proctor, el bibliófilo Wren de los sótanos perdidos de la Biblioteca
pública de Nueva York, el sargento irlandés O’Shaugnessy; la valiente doctora
Nora Kelly, conservadora del Museo de Historia Natural de NY; el periodista
intrépido y un tanto alocado Bill Smithback y, sobre todo, un personaje que me
impresiono y que solo sale en un capítulo del libro, la tía abuela del
detective, Cornelia, internada en el Hospital Mount Mercy para delincuentes
sicóticos, todo un personaje.
Narrada con un ritmo endiablado y que nos lleva a un final
tremebundo, inesperado, muy del “giallo” italiano, o con ecos de las novelas
góticas más puras y como los monstruos terminan por destruirse a sí mismos por
su afán auto destructivo; y, termina, con un epilogo perturbador pero no
pesimista, más bien liberador de fuerzas y esperanzas.
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