lunes, 16 de diciembre de 2013

El Océano al final del camino, de Neil Gaiman,


El Océano al final del camino, de Neil Gaiman,

2013. Fantástico. P: 7/10.

Autor: Neil Gaiman.

Sinopsis: Un hombre vuelve a la zona donde vivió hace cuarenta años para asistir a un funeral. En un arranque incomprensible e inesperado, decide acercarse a la casa de su amiga de la infancia, Lettie. Y es ahí donde los recuerdos que no sabía que tenía empiezan a fluir, como el océano que Lettie insistía que era, en realidad, su estanque. La memoria se mezcla con la fantasía mientras el protagonista nos cuenta un viaje imposible, en un mundo que puede o no existir, repleto de monstruos imaginarios que se hacen reales en el relato de ese niño de siete años. Tan reales como los monstruos que los adultos sí podemos entender y temer, y ante los que la única defensa con la que cuenta el niño son las tres extravagantes mujeres que viven al final del camino.

Comentarios: autor de otros libros de narrativa fantástica como American Gods o Los hijos de Anansi, es una novela sobre el recuerdo, la magia y la supervivencia; sobre el poder de los cuentos y la oscuridad que hay dentro de cada uno de nosotros. Gaiman es el único autor que ha ganado los cuatro premios más importantes de literatura fantástica: Hugo, Nebula, Stoker y Locus.

Lo que en un principio iba a convertirse en una historia corta, Gaiman lo transformó en una novela en toda su extensión, su primera obra para adultos desde Los hijos de Anansi. En El océano al final del camino, la imaginación es la principal baza, como en toda la obra de Neil Gaiman, personificada en un niño de siete años que descubre sin quererlo el secreto sobrenatural de una familia vecina.

Un buen libro sin duda, con lo mejor de la imaginación de Gaiman, aunque en algunas ocasiones recuerde demasiado a otras de sus obras (véase Coraline). Aún así, muy recomendable, pocos autores hay con una imaginación similar. Si alguien quiere ampliar, aquí va una reseña del libro

Una novela sobre el recuerdo, la magia y la supervivencia; sobre el poder de los cuentos y la oscuridad que hay dentro de cada uno de nosotros.

La novela se desarrolla por completo en nuestro mundo, con un niño como protagonista y el modo de pensar típico de un niño que tan pronto olvidamos cuando crecemos (yo no sé cómo lo hace Gaiman, pero él parece recordarlo muy bien). Es decir, no esperéis un gran mundo maravilloso con paisajes fantásticos y criaturas mágicas y… bueno, o tal vez sí.

Impresionante mezclar de realidad y fantasía. Los personajes, tanto los que te cuentan todo sobre ellos, como los que destilan misterio durante toda la historia, me han parecido igual de reales y convincentes, y por cierto, dicho misterio, aunque sí, pica la curiosidad, no es gracias a lo que el personaje es interesante.

Libro bien escrito en algunas fases con una prosa poética muy marcada, con una historia sencilla, quizás poco ambiciosa, pero que cumple perfectamente con las expectativas y sin grandes fallos.

Las sensaciones que transmite son muy personales del autor, un novelista peculiar y muy personal.

Un final que me ha gustado mucho; sobre todo, porque hay una frase, una frase concreta de una mujer anciana que no me esperaba para nada.

–No sé. ¿Por qué crees que le tiene miedo a algo? Es una adulta, ¿no? Y los adultos y los monstruos no tienen miedo.

–Oh, los monstruos sí que tienen miedo –dijo Lettie–. Por eso son monstruos. Y en cuanto a los adultos… –Dejó de hablar y se frotó su pecosa nariz con un dedo–. Te voy a decir algo muy importante: por dentro, los adultos tampoco parecen adultos. Por fuera son grandes y desconsiderados y siempre parece que saben lo que hacen. Por dento, siguen siendo exactamente igual que han sido siempre. Como cuando tenían tu edad. La verdad es que los adultos no existen. Ni uno solo, en todo el mundo. –Se quedó pensando un momento. Luego sonrió–. Solo mi abuela, claro está.

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