El Océano al
final del camino, de Neil Gaiman,
2013.
Fantástico. P: 7/10.
Autor: Neil
Gaiman.
Sinopsis: Un hombre vuelve a la zona donde vivió hace
cuarenta años para asistir a un funeral. En un arranque incomprensible e
inesperado, decide acercarse a la casa de su amiga de la infancia, Lettie. Y es
ahí donde los recuerdos que no sabía que tenía empiezan a fluir, como el océano
que Lettie insistía que era, en realidad, su estanque. La memoria se mezcla con
la fantasía mientras el protagonista nos cuenta un viaje imposible, en un mundo
que puede o no existir, repleto de monstruos imaginarios que se hacen reales en
el relato de ese niño de siete años. Tan reales como los monstruos que los
adultos sí podemos entender y temer, y ante los que la única defensa con la que
cuenta el niño son las tres extravagantes mujeres que viven al final del
camino.
Comentarios: autor
de otros libros de narrativa fantástica como American Gods o Los hijos de Anansi, es una novela sobre el
recuerdo, la magia y la supervivencia; sobre el poder de los cuentos y la
oscuridad que hay dentro de cada uno de nosotros. Gaiman es el único
autor que ha ganado los cuatro premios más importantes de literatura
fantástica: Hugo, Nebula, Stoker y Locus.
Lo que en un
principio iba a convertirse en una historia corta, Gaiman lo transformó
en una novela en toda su extensión, su primera obra para adultos desde Los
hijos de Anansi. En El océano al final del camino, la imaginación es la
principal baza, como en toda la obra de Neil Gaiman, personificada en un
niño de siete años que descubre sin quererlo el secreto sobrenatural de una
familia vecina.
Un buen libro
sin duda, con lo mejor de la imaginación de Gaiman, aunque en algunas ocasiones
recuerde demasiado a otras de sus obras (véase Coraline). Aún así, muy
recomendable, pocos autores hay con una imaginación similar. Si alguien quiere
ampliar, aquí va una reseña del libro
Una novela
sobre el recuerdo, la magia y la supervivencia; sobre el poder de los cuentos y
la oscuridad que hay dentro de cada uno de nosotros.
La novela se
desarrolla por completo en nuestro mundo, con un niño como protagonista y el
modo de pensar típico de un niño que tan pronto olvidamos cuando crecemos (yo
no sé cómo lo hace Gaiman, pero él parece recordarlo muy bien). Es decir, no
esperéis un gran mundo maravilloso con paisajes fantásticos y criaturas mágicas
y… bueno, o tal vez sí.
Impresionante mezclar de realidad y fantasía. Los personajes, tanto los que te
cuentan todo sobre ellos, como los que destilan misterio durante toda la
historia, me han parecido igual de reales y convincentes, y por cierto, dicho
misterio, aunque sí, pica la curiosidad, no es gracias a lo que el personaje es
interesante.
Libro bien escrito en algunas fases con una prosa poética muy marcada, con una
historia sencilla, quizás poco ambiciosa, pero que cumple perfectamente con las
expectativas y sin grandes fallos.
Las sensaciones
que transmite son muy personales del autor, un novelista peculiar y muy
personal.
Un final que me ha gustado mucho; sobre todo, porque hay una frase, una frase
concreta de una mujer anciana que no me esperaba para nada.
–No sé. ¿Por qué crees que le tiene miedo a algo? Es
una adulta, ¿no? Y los adultos y los monstruos no tienen miedo.
–Oh, los monstruos sí que tienen miedo –dijo Lettie–. Por eso son monstruos. Y
en cuanto a los adultos… –Dejó de hablar y se frotó su pecosa nariz con un
dedo–. Te voy a decir algo muy importante: por dentro, los adultos tampoco
parecen adultos. Por fuera son grandes y desconsiderados y siempre parece que
saben lo que hacen. Por dento, siguen siendo exactamente igual que han sido
siempre. Como cuando tenían tu edad. La verdad es que los adultos no existen.
Ni uno solo, en todo el mundo. –Se quedó pensando un momento. Luego sonrió–.
Solo mi abuela, claro está.