viernes, 20 de febrero de 2015

KRAKEN de China Miéville


KRAKEN  de China Miéville.

2011. Ciencia Ficción. P: 6/10.

Autor: China Mieville.
(Parte de esta "critica" esta copiada de:  http://www.laespadaenlatinta.com/2013/11/resena-kraken-china-mieville-factoria-ideas.html pues me aprecio casi perfecta, que quería decir todo lo que yo pensaba y no podría mejorarla mas que en algunos aspectos y detalles. Espero que no os hayáis ofendido mi olvido de citaros.)

Irrumpió en mis lecturas con “La estación de calle Perdido”; era fantasía del nuevo milenio, rompedora, inclasificable, caótica, que arrasó en su día con todo ganando el Arthur C. Clarke Award y el British Fantasy Award de 2001, quedo nominada al Hugo, al Nebula, al World Fantasy, al Locus y al British Science Fiction Award. En ella nos presentaba la ciudad de Nueva Crobuzón en el mundo de Bas-Lag, el mismo donde seguiría con sus dos siguientes novelas, “La cicatriz” y “El Consejo de Hierro”. Cambió de ubicación en “La ciudad y la ciudad" y esta, Kraken (2010), en lo que hoy se conoce como fantasía urbana.  

Mundos surrealistas, desbordantes de imaginación, y a la vez, coherentes y creíbles.

Sinopsis: El Kraken, pieza estrella de la exposición del Museo, ha desaparecido, literalmente, del museo; ¿cómo puede alguien robar ocho metros de calamar gigante ("Architeuthis Dux") flotando en un tanque en formol sin que nadie, ni los guardias, ni los visitantes, ni ningún encargado se percate? Billy, uno de los conservadores tampoco se lo explica, y por más que insista en su desconocimiento, extraños personajes empiezan a aparecer en su vida empeñados en que está vinculado de algún modo con todo el asunto. Una brigada especial de la policía dedicada a documentar y contrarrestar (cuando suponen un peligro) los cultos y sectas que brotan como setas en el cuerpo del Londres oculto quiere reclutarlo para la investigación al mismo tiempo que la secreta iglesia del Kraken lo reclama como profeta. El Tatuaje, el bidimensional señor de los bajos fondos, manda a capturarle a dos esbirros, Goss y Subby, cuyo mero nombre evoca las escenas más desagradables de los últimos cientos años de historia londinense. Y por sobre de todos ellos flota una sensación de malestar de origen incierto, de inminencia, un miasma psíquico de miedo y expectación que sugiere que esta vez sí, esta vez el final de todo está realmente cerca. La solución de Billy ante este embrollo es una huida hacia adelante; un intento de escapar a esta situación donde se ha metido sin saber cómo ni por qué, a base de intentar resolverla.

La desaparición del Kraken sirve para introducirnos en el submundo de Londres, una ciudad que vive a la sombra de la que todos conocemos, por donde se mueven magos, cultistas, entidades sobrenaturales sindicadas, bandas de maleantes místicos y reyes del crimen enfrentados; o el fin del mundo, por el que tantos suspiran, deseosos de un final –y una otra vida feliz y definitiva– tras este mundo convulso y cada vez más agotador. En esta comedia salen excelentes personajes e inolvidables secundarios, tales como León (que parece un alter ego del propio Miéville-un final digno de una film de humor en blanco y negro), Billy, Wati (el líder sindical de los familiares mágicos), Goss y Subby, el Tatuaje, Dean Purcell, los Londromantes, el camaleón proletario, Colingswood, y muchos más siempre con este humor oculto bajo una capa de total seriedad que los hace entrañables. El mayor personaje de todos es (aparte del Kraken), cómo no iba  a ser la gran metrópolis, Londres; es el autor un obsesionado con las ciudades, como entes vivos e independientes, formados por millones de células humanas, cemento e historia acumulada en sedimentos. La propia ciudad (Londres, Nueva Crobuzón, las ciudades hermanas de La ciudad y la ciudad) toma parte de los acontecimientos. Se acerca así a Fritz Leiber que en su Nuestra señora de las tinieblas, novela de terror donde creaba la práctica mágica de la “Megapolisománcia”, técnica mediante la cual se podía usar y canalizar el poder inherente de las urbes para fines personales.

Kraken es pura fantasía urbana. Con magos que son arúspices de Londres que con una sierra mecánica abren la piel de asfalto de la ciudad para leer las tripas de la urbe y agentes de policía desaliñadas con más instinto que entrenamiento formal.

No nos olvidemos de los temas sociales,  ideas políticas que se deslizan de forma colateral pero de forma importante, metáforas de este mundo en el que vivimos y morimos (huelgas, manifestac iones, uniones extrañas, etc...).

Es una buena novela desde todos los puntos de vista, en el que su encasillamiento no la mete en la corriente de la literatura y best-sellers, si bien puede parecer árida en algunos capítulos, sobre todo en esos capítulos finales en los que desbarraba bastante lo que le baja bastante en mis puntuación si no sería otra cosa digna de mejor encomio y puntuacion.

Muchos puntos de vista, según que personaje estemos viendo o, leyendo. Narración ágil, muchos escenarios, mucha acción, muchas conversaciones, alguna bastante disparatada. Léxico increíble y siempre inventando conceptos y palabras (¡qué gran trabajo de la traducción, no era nada fácil!) tramas y sub tramas brillantes en concepto y soluciones; muy completa, ágil y entretenida, subyugante...incluso en clave de surrealismo: una sociedad normal y corriente en al que los personajes, de pronto, se ven sacudidos por una anomalía inesperada, anomalía que va distorsionando al realidad y la vida de nuestros protagonistas.

1 comentario:

  1. Hola:

    Nos hemos dado cuenta de que has plagiado parte de la reseña que se publicó en La Espada en la Tinta, como ya sabes bien: http://www.laespadaenlatinta.com/2013/11/resena-kraken-china-mieville-factoria-ideas.html

    Si la reseña te gustaba, por lo menos podrías haber cogido un trozo y citar la fuente, ya que de otra forma es apropiarte del trabajo ajeno.

    Lo mínimo que podrías hacer es modificarla y escribirla con tus propias palabras.

    Un saludo.

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