miércoles, 5 de septiembre de 2018

La última oportunidad de Jay Brandon.


La última oportunidad de Jay Brandon.

1992. Thriller. P: 8/10.

Autor: Jay Brandon,

Sinopsis: Mark Blackwell es fiscal de distrito y acaba de ser elegido después de una brillante campaña cuando su hijo David es acusado de violación. El testimonio del vigilante de la empresa no puede ser más claro: la mujer de la limpieza -una joven de raza negra- yacía semidesnuda y con la ropa desgarrada cuando él llegó. Y David estaba a su lado con la cara llena de arañazos. Blackwell conoce a su hijo y quiere creer en su inocencia, pero tiene que probarla ante los tribunales si no quiere ver destruida su carrera.

Tiene ante sí dos caminos: confiar en la justicia a la que ha dedicado su vida, o intentar utilizar sus contactos políticos para salvar a su hijo de la cárcel y a sí mismo del escándalo.

Comentarios: Escritor y abogado, novelista de misterio y exitoso abogado americano: este es nuestro autor Jay Brandon. Con su experiencia de abogado escribe sobre lugares y sucesos en el mundo de la ley añadiéndole de su propia cosecha esos matices de misterio con unos personajes ambivalentes, pues nadie es bueno al cien por ciento, y la duda siempre estará en nuestras mentes.

Escrita en primera persona, vemos y nos enteramos de todo tras los ojos del padre del acusado de violación. Esto nos da la gran ventaja de ver sus dudas, sus temores, su propia problemática en este asunto, dividido entre el ser padre que quiere defender a sus hijo y sus responsabilidades como fiscal jefe...

Muy en la línea de John Grisham (como referencia habitual) pero mejor, más denso, más realista, mas pisando el suelo.

La traducción  no le hace justicia, frases casi sin sentido, exceso de literalidad en la traducción, etc...se le perdona pero , a veces, hay que leer dos veces la misma frase para entender que quiere decir y el por que...

Una buena prosa, buenas descripciones. Lo mejor ese juicio inicial y la declaración de la hermana pequeña del acusado, resulta conmovedora por su inocencia y, al tiempo, por su sabiduría y es que los niños saben más de lo que creemos nosotros simples adultos mortales...

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